Javier Jaimes no es un líder mundial, trabajador de primeros auxilios, ni forma parte de ningún equipo de personal médico, sin embargo, él junto a otros cuatro científicos principales de la Universidad Cornell en Nueva York constituye uno de los héroes de esta época.
En enero, semanas después que personas en China fueran infectadas, el grupo de investigadores paró los estudios que realizaba para estudiar el nuevo coronavirus. Continúan trabajando mientras que la enfermedad sigue cogiendo vuelo y paralizando el mundo.
Los científicos de Cornell son uno de los numerosos equipos de investigación a nivel mundial que colaboran entre si para aprender todo sobre el COVID-19 con el objetivo de mantenernos vivos.
Jaimes dice que el equipo en el laboratorio Gary Whitaker en la facultad de medicina veterinaria trabaja en varias jornadas para que la investigación continúe 24 horas al dia. “Es abrumador. Esa es la palabra,” dice Jaimes.
Sin embargo el colombiano, quien llegó a Estados Unidos hace seis años, dice que también es un gran honor. “Siempre es bueno escuchar una voz latina, una voz que hable en nuestro idioma y que pueda llevarte esta información directamente de la fuente, como nosotros hacemos en el laboratorio,” dice el científico.
El grupo de Cornell, -comenta Jaimes-, lleva casi una década estudiando otras especies de coronavirus. Por eso refuta con tanta firmeza la teoría de conspiración que alega que el virus, que ha matado aproximadamente 20 mil personas hasta la fecha solo en Estados Unidos, fue hecha por el hombre para ser utilizado como un arma biológico.
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Jaimes resalta que desde el comienzo de su investigación han obtenido evidencia sólida que comprueba que el COVID-19 originó en los murciélagos silvestres en la región de Wuhan, aunque reconoce que aún nadie sabe con certeza como los murciélagos le transmitieron la enfermedad a los humanos.
“El virus es muy similar a otros virus que han circulado en el mundo silvestre en este reservorio específico que es la población de murciélagos,” dice Jaimes.
El investigador confirmó que COVID-19 es transmitido cuando animales silvestres, animales domésticos y personas se encuentran cerca unos de otros.
Una de las diferencias más notables de este coronavirus es su característica de ser altamente contagioso. "Eso, -explica Jaimes-, se debe a una proteína que actúa rápidamente y funciona como la llave de una puerta. La proteína de COVID-19 abre la 'puerta' de la célula, permitiendo infectarla aceleradamente.
Entretanto numerosas compañías farmacéuticas, empresas de biotecnología e investigadores alrededor del mundo han desarrollado vacunas para la inmunización contra el COVID-19.
En Estados Unidos, la compañía Moderna está en las primeras fases de las pruebas clínicas para una vacuna que desarrollaron hace unas cuatro semanas. Los expertos dicen que tomará entre 12 y 18 meses como mínimo para que el producto esté disponible en el mercado.
“Podemos desarrollar una vacuna en un laboratorio bastante rápido, pero no podemos acelerar todas las pruebas clínicas a la que la vacuna tiene que ser sometida para poder decir que es segura y que funciona,” advierte Jaimes.
Por eso, insiste que el aislamiento social es el arma más efectiva que tenemos en este momento contra el COVID-19. "A la vez que el virus no tiene de quién agarrarse, muere", indica el científico. “Es la única arma que tenemos para combatir el virus ahora mismo,” afirma Jaimes.
Su declaración corrobora la de cientos, si no miles de oficiales federales y líderes locales alrededor de Estados Unidos, que han difundido el mensaje que para acabar con la pandemia, lo mejor es #QuedateEnCasa.