El siguiente contenido ha sido creado en colaboración con Sylvester Comprehensive Cancer Center. Este contenido no representa las opiniones del equipo editorial de Telemundo Miami. Haz clic aquí para conocer más sobre Sylvester Comprehensive Cancer Center.

El siguiente artículo fue escrito por: Matthew Schlumbrecht, M.D., M.P.H., y Sophia George, Ph.D., miembros del departamento de Oncología Ginecológica del Sylvester Comprehensive Cancer Center

En 2020, se diagnosticaron 22,000 casos nuevos de cáncer de ovario y casi 14,000 mujeres murieron a causa de esta enfermedad. Durante años, el cáncer de ovario se ha mantenido como una de las causas principales de muerte en mujeres con cáncer.  Desafortunadamente, todavía no contamos con una prueba de detección para esta enfermedad. Eso significa que al momento en el que muchas mujeres reciben un diagnóstico se encuentran en una etapa avanzada de la enfermedad, por lo que es mucho más difícil de tratar.

Hemos sabido por bastante tiempo que determinados factores protegen contra el cáncer de ovario. Los anticonceptivos orales, después de haberlos tomado por años, reducen el riesgo de esta enfermedad hasta en un 50 por ciento.  También sabemos que al extirpar las trompas de Falopio, ya sea durante una cirugía de ligadura de trompas o como parte de una histerectomía (extirpación del útero), se reduce ampliamente el riesgo. Las mujeres con síndrome de cáncer de mama y ovario hereditario (Hereditary Breast and Ovarian Cancer, HBOC por sus siglas en inglés), que se caracteriza por mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, se encuentran también frente a un riesgo bastante más alto.

Comprender estos factores de protección es fundamental. La investigación en constante evolución aclara un poco cómo se inicia el cáncer de ovario.

Muchos casos del tipo más común de cáncer de ovario, llamado carcinoma seroso de grado alto, no están relacionados para nada con los ovarios, sino que comienzan en la trompa de Falopio. La trompa de Falopio se encuentra entre el ovario y el útero y transporta los óvulos fertilizados que se liberan para llegar al útero al momento de la ovulación, durante un ciclo de la mujer. El extremo de la trompa, que se encuentra junto al ovario, tiene unos flecos que se denominan fimbrias. En mujeres con síndrome de HBOC o con cáncer de ovario, se ha identificado una lesión precancerosa llamada carcinoma intraepitelial tubárico seroso (serous tubal epithelial carcinoma, STIC por sus siglas en inglés). Los genes que mutan e impulsan el crecimiento de las células del cáncer de ovario también mutan en las lesiones del STIC, lo que sugiere que pueden aparecer antes del cáncer propiamente dicho.

Este descubrimiento realmente ha cambiado la manera en la que se ejerce la cirugía ginecológica, ya que tal vez podamos prevenir el cáncer en muchas mujeres. En 2014, la Sociedad de Oncología Ginecológica (Society of Gynecologic Oncology) publicó una declaración en la que se recomendaba extirpar las trompas de Falopio a todas las mujeres que ya hayan completado su ciclo reproductivo si se someten a otra cirugía de pelvis, como la histerectomía. Estudios anteriores realizados en Europa indican que realizar este procedimiento puede reducir los índices de cáncer de ovario en una gran población. Confiamos en que, con esta recomendación de la SGO, veremos descender los índices de este tipo de cáncer en Estados Unidos.

La trompa de Falopio es una de las áreas principales de investigación de la genetista molecular Sophia George, Ph.D. La Dra. George ha realizado numerosas publicaciones sobre los cambios que ocurren dentro de la trompa de Falopio y cómo pueden contribuir al riesgo de contraer cáncer. Existen cambios en el entorno tubárico que se producen durante y después de la ovulación en un ciclo menstrual normal, así como también cambios en la expresión de determinados genes, que generalmente inhiben el crecimiento del tumor. La Dra. tiene estudios en curso en los que se evalúa específicamente cómo los genes en trompas de Falopio al parecer normales mutan en mujeres con el síndrome HBOC, y cómo las hormonas femeninas, como el estrógeno y la progesterona, influyen en el desarrollo del cáncer.

Es nuestro deseo que su trabajo continuo conduzca a nuevas innovaciones en la detección del cáncer de ovario y el cáncer de las trompas de Falopio. El de ovario sigue siendo uno de los tipos de cáncer ginecológicos más difíciles de curar. Con la investigación continua sobre las causas de esta enfermedad, esperamos que la detección y la prevención tempranas se hagan realidad para las pacientes.

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