Besarle los pies a una vendedora de empanadas que perdió un zapato en un acto político, fue una de las curiosidades del tramo final en la campaña del presidente Mauricio Macri.
Macri enfrenta a la dupla Alberto Fernández-Cristina Fernández, viuda de Kirchner. El primero, un funcionario del expresidente Néstor Kirchner que, cuando se fue de aquel gobierno, criticó con dureza a la persona que hoy lo acompaña en la fórmula.
La expresidenta, que gobernó Argentina entre 2007 y 2015, enfrenta una docena de causas judiciales por corrupción que, según ella y sus seguidores, son falsas y están manipuladas por el oficialismo. No es lo que piensan sus opositores, horrorizados con la idea de que vuelva al poder.
Pero el nombre de Macri, por su parte, apareció en documentos sobre presuntas cuentas en paraísos fiscales.
Para pelear contra la dupla del peronismo, Macri eligió a otro peronista, un veterano legislador, Miguel Ángel Pichetto, algo que jamás hubiese imaginado ni el mismo fundador del peronismo.
Argentina es un país tan polarizado, que se habla de la “grieta” que separa a la sociedad. Las discusiones políticas han distanciado a familias y amigos por defender sus ideas.
