En las calles de Cuba, una problemática grave y persistente está afectando a miles de ciudadanos: los basureros desbordados y la falta de acceso al agua potable. Con humor y agudeza crítica, el comediante cubano Jardiel ha puesto el foco sobre esta situación, utilizando su plataforma para visibilizar las duras condiciones que enfrenta el pueblo cubano en su día a día.
"Y cuando tú te crees que te la sabes toda, que lo has visto todo, te aparece esto, mira… un basurero olímpico", comenta Jardiel en uno de sus videos más recientes, en el que denuncia la proliferación de basureros en áreas urbanas que, otrora, eran espacios de entretenimiento y esparcimiento.
"La mejor discoteca de Cuba hoy es un vertedero", continúa, refiriéndose al antiguo estacionamiento de la discoteca Comodoro, un lugar que una vez fue emblemático y que ahora yace cubierto de basura.
La acumulación de basura en las calles se ha convertido en un problema habitual en muchas ciudades de Cuba. No son casos aislados, sino escenas recurrentes que han provocado no solo indignación, sino también una crisis de salubridad.
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Los basureros se extienden en muchos puntos de la ciudad, algunos alcanzando dimensiones de 30 o 40 metros, según relata Yulier P., un artista visual y activista. "Aquí puedes transitar por cualquier parte de la ciudad y encontrar un vertedero en cualquier esquina", señala.
Estos vertederos improvisados no solo afectan la estética urbana, sino que también se convierten en un peligro latente para la salud pública. En medio de la desesperación, algunos cubanos buscan entre la basura cualquier cosa que les pueda ser útil, mientras que otros traen a sus animales, incluidos cerdos, para que se alimenten de los desechos.
Pero la basura no es el único problema. A la insalubridad en las calles se suma la escasez de agua, una situación que afecta a cientos de miles de personas en todo el país.
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Luis Antonio Torres, secretario del Partido Comunista en La Habana, reconoció la gravedad de la situación: "Tenemos que hacer hasta lo último, hasta lo imposible para que a la gente le llegue el agua".
Los ciudadanos, sin embargo, viven una realidad desesperante. Aymée Rodríguez, residente en uno de los barrios afectados, denuncia que han pasado 16 días sin recibir el agua que normalmente llega a través de camiones cisterna. "La pipa que mandaron fue porque había niños con sospecha de hepatitis", explica, haciendo alusión a cómo la emergencia sanitaria ha empeorado la situación.
Según José Antonio Hernández, director de Agua y Sanidad, más de 600,000 personas están sufriendo por la falta de agua en todo el país. Las largas jornadas sin acceso al líquido vital obligan a las familias a almacenar en cubos, cisternas y tanques toda el agua que pueden conseguir, cuando finalmente llega el suministro, muchas veces limitado y de mala calidad.
La crisis de agua y los problemas de higiene han contribuido al brote de enfermedades. Según los reportes oficiales, desde mayo de este año se han registrado más de 12 mil casos de oropouche, una enfermedad viral que se ha propagado rápidamente debido a las malas condiciones de saneamiento. El aumento de los casos es una señal clara de la gravedad de la situación, pero los ciudadanos sienten que las autoridades no están tomando las medidas necesarias para abordar el problema.
Yulier P., activista y crítico del régimen, resume el sentir general: "Nadie asume una posición directa y frontal a la hora de tomar acción sobre recoger la basura". Por su parte, Elsa Infante, otra ciudadana afectada, se lamenta de lo que considera "la peor organización dentro del pueblo y dentro de los que tienen cargos". Sus palabras reflejan la frustración generalizada ante lo que muchos consideran una gestión ineficiente de los servicios públicos esenciales.
A pesar de la gravedad de la situación, el humor se ha convertido en una herramienta para sobrellevar la realidad. Jardiel, con su estilo único, ironiza sobre la situación: "La meta, la meta... mete la cabeza soy campeón olímpico, corrí un basurero de 100 metros", dice en referencia a la carrera diaria que muchos cubanos emprenden para sortear los montones de basura que inundan las calles.