El Juego de las Estrellas ya había empezado y los fanáticos llegaban con las ansias de acercarse a sus jugadores favoritos y ver su sueño hecho realidad, después de esperar durante años por este evento.
El parque de los Marlins en la pequeña Habana se quedó pequeño para tantas personar que todavía seguían entrando a las nueve de la noche. Las gradas estaban llenas y los que no entraron buscaron lugar a las afueras del estadio para ver el partido a través de una pantalla gigantesca.
Con tantos fanáticos, esto ha sido un verdadero jonron para la economía local y representaria un beneficio económico para Miami de unos 80 millones de dólares.
"El impacto económico es casi como un Super Bowl aquí en Miami", señaló el alcalde Tomás Regalado.
Hasta los vecinos de la Pequeña Habana salieron ganando ya que muchos alquilaron sus estacionamientos a los fanáticos, en algunos casos hasta por 50 dólares.
"Digamos que podría ser como un salario semanal con un promedio de $500", comentó Javier Eduardo, un vecino del área que alquiló estacionamientos durante el evento.
Muchas de las personas que asistieron al juego venían de otras ciudades y por supuesto en estos días no faltó la presencia de celebridades, como el cubano-americano William Levy.
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Sin duda fue una gran noche para los amantes del béisbol, para Miami y para los Marlins y es que los empleados del estadio dicen que hacía mucho tiempo que no lo veían lleno a capacidad.
