El pasado lunes 29 de enero, la tranquila atmósfera de Palm Beach se vio sacudida por un incidente que culminó en el arresto de Alexander Nicholas Fanjul, de 38 años, perteneciente a la prominente familia cubana dueña de la importante empresa azucarera Florida Crystals, en su residencia en la exclusiva isla.
Vecinos consternados alertaron a las autoridades tras escuchar los angustiantes gritos de la víctima, quien, según el informe policial, temía por su vida.
Según el reporte oficial, Fanjul enfrenta una serie de cargos serios que incluyen secuestro, robo, violencia doméstica por estrangulamiento, daño a la propiedad, posesión de cocaína y obstrucción de la justicia.
El incidente tuvo lugar el domingo 28 de enero, cuando, según testigos, Fanjul y la víctima compartían una cena en el conocido restaurante Flagler Steakhouse.
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Durante la velada, Fanjul manifestó su disgusto por estar sentado cerca de una pareja gay, elevando su voz de desaprobación en varias ocasiones.
l abandonar el restaurante y llegar a su hogar en Dorado Lane, la tensión persistía y la víctima le solicitó a Fanjul que cesara su actitud. En respuesta, según el informe, Fanjul reaccionó con ira, golpeando a la mujer en el rostro con el puño cerrado.
La situación empeoró cuando, según el reporte, Fanjul arrebató la cartera y el teléfono celular de la víctima, arrastrándola hacia el interior de la casa. La víctima confesó a las autoridades que temía por su vida en ese momento.
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La rápida intervención de un vecino, quien escuchó los gritos de la víctima y alertó a la policía, permitió que las autoridades llegaran a tiempo para separar a Fanjul de la mujer y procedieran a su arresto, identificándolo como el principal agresor.
Durante el registro de Fanjul, la policía encontró un polvo blanco, que sospechaban era cocaína, lo que añadió un elemento adicional a la gravedad del caso. Fanjul fue detenido y trasladado a la Cárcel del Condado de Palm Beach esa misma madrugada.
Tras pagar una fianza de $180,000, Fanjul fue puesto en libertad, aunque se le impuso la prohibición de tener contacto con la víctima, según lo estipulado por el juez.
