Pedro José García ha perdido la mayoría de sus propiedades durante las inundaciones. “Estamos comprando comida afuera porque mi señora no puede cocinar, nada funciona”, se queja.
Cómo él, son cientos de familias que hoy, después de evaluar los daños, tienen una última esperanza y es la tan esperada “ayuda de FEMA”.
Hasta este miércoles al menos 700 viviendas en Fort Lauderdale habían aplicado para recibir ayudas de la Agencia Federal del Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) por los daños generados con las inundaciones severas.
Alberto Pillot, portavoz de FEMA, dice que “hay cuatro equipos aquí que tenemos haciendo esta evaluación para obtener esos datos y entonces esa data se envía al estado y ellos determinan quienes son elegibles para un desastre mayor residencial que llaman”.
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Mientras se verifican los daños, residentes continúan removiendo agua represada y escombros del interior de sus hogares. Los mosquitos ahora son la nueva amenaza.
Se estima que al final de la semana, los equipos de FEMA terminen el censo de las viviendas más afectadas.
