700 cubanos varados en almacén abandonado en Panamá

Alrededor de 700 cubanos permanecen varados en un almacén rescatado como albergue provisional en Panamá. Es el segundo capítulo de la crisis migratoria que apenas comienza a mostrar sus imágenes más preocupantes.

“Para la Revolución cubana tenemos muchas cosas, que somos malos, pero aquí en esta travesía, hay médicos, psicólogos, ingenieros, que no son como ellos dicen”, dice uno de los albergados, que esperan continuar viaje a Estados Unidos.

Llegar a EEUU es el deseo de todos ellos, pero no depende de las autoridades de Panamá, sino de terceros países que les permitan o coordinen el trٞánsito por sus territorios.

Este es un almacén desocupado, en Paso Canoas, Panamá. Los cubanos viven hacinados allí a la espera de mejor suerte.

“Esto es insoportable de noche, la calor”, dice otro de los inmigrantes.

Y ante el calor y la oscuridad, han tenido que salir y armar su campamento a la intemperie.

En el almacén no hay capacidad para dormir tantas personas dentro.

Aquí hay casi 700 personas y aún siguen llegando en la mañana y la madrugada, procedentes de Puerto Obaldía.

El oficial del Servicio Nacional de Fronteras insiste en que solo pueden armar el campamento detrás del almacén, y que el frente debe quedar libre.

“A pesar de que nosotros tenemos la intención de ayudar, no podemos aceptar que ustedes nos impongan las cosas. Necesitamos este espacio libre de Carpas”, consideró un oficial.

Y los cubanos explican por qué no pueden permanecer con sus carpas detrás del almacén.

Y así amanece el frente del almacén.

En el frente pueden verse algunos colchones, que son recogidos en la mañana, porque la policía no deja estar a nadie allí. En la noche el lugar se llena de colchones y cartones.

Un solo tanque de agua potable sirve para todos los albergados, porque el agua del pozo está contaminada y solo sirve para bañarse y lavar la ropa.

Pero los cubanos agradecen a las autoridades panameñas y al Servicio de Fronteras.

Dicen que mucho tienen que agradecerle ya que gracias a las autoridades pueden garantizar seguridad y protección, a pesar de su condición de ilegales.

“En Panamá, estamos cumpliendo con nuestro deber humanitario, y estamos a la espera de ver que ocurre, pero realmente, la respuesta no depende de Panamá”, consideró Javier Carrillo, director de Inmigración de Panamá.
 

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