Crece el temor entre los inmigrantes indocumentados ante el anuncio de deportaciones de algunos centroamericanos que entraron a Estados Unidos ilegalmente.
Pero muchos ya están tomando medidas extremas para protegerse de cualquier acción de las autoridades de inmigración.
Aunque se sabe que el objetivo de estas deportaciones son personas que fueron detenidas cruzando la frontera ilegalmente después de mayo de 2014 y en su mayoría guatemaltecos, salvadoreños y hondureños, muchos se sienten vulnerables y temerosos.
La guatemalteca Karina Hernández teme ser detenida aún cuando está en su casa, al punto de a veces no abrir la puerta a nadie.
Asimismo, algunos feligreses de la Iglesia Presbiteriana Ágape, del pastor Martín García, están tomando medidas preventivas, como mudarse de casa e incluso de estado.
El pánico ha sido fomentado en parte por rumores de supuestas redadas masivas en negocios donde se concentran los latinos, aunque ninguno ha sido comprobado, mientras que los líderes comunitarios afirman que no hay por qué alarmarse.
Según Salvador Sanabria, de la Organización El Rescate, los blancos de las deportaciones tienen nombre y apellido: "las personas que perdieron su aplicación de asilo, a las cuales les fue ordenada una remoción de EEUU, o sea deportación".
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Por su parte, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU (ICE) dice que las deportaciones están regidas por un proceso legal.
El ICE agrega que, una vez detenidos, los inmigrantes tienen el derecho de contactar a su consulado y a su representante legal para recibir la asistencia debida.
Los líderes pro-inmigrantes recomiendan a quienes podrían ser blanco de estas deportaciones que tengan a la mano el teléfono de su representante legal y de su consulado para solicitar ayuda y que además hablen con sus familiares para dejar encargados a sus niños pequeños si es que fueran detenidos.
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