Análisis: el gigante dormido que despertó y catapultó a Trump

Hubo una inmensa masa de votantes que fue ignorada por todos, incluída su contrincante.

Estados Unidos no es el mismo país de hace 40 años y Donald Trump lo supo muy bien. Tanto, que cuando lanzó su campaña por la nominación republicana aquel 15 de junio de 2015, lo hizo dirigiéndose, en especial, a los millones de norteamericanos que de alguna manera, sin pedirlo, fueron siendo forzados a un sistema, una sociedad y un mundo cambiante que los dejó sintiéndose relegados.

El ahora presidente electo de EEUU hizo trizas las encuestas, quebró lo que dictaba el sentido común y tiró por el suelo las previsiones de la mayoría de los medios al ganar el voto electoral que lo propulsó a la Casa Blanca.

Colegio Electoral decide el futuro de Donald Trump

Trump dejó de lado a Hillary Clinton, la candidata demócrata que se perfilaba como ganadora hasta solo pocas horas de la medianoche del histórico día de elecciones.

¿Cómo lo hizo? Prácticamente solo, sin el aparato político tradicional, aunque con el crucial apoyo de la masa de ciudadanos blancos rurales, aquellos que poco tienen que ver con el mundo urbano, educado y progresista. En otras palabras, los hombres y las mujeres trabajadoras, quienes además de haber sido relegados por el orden globalizado que terminó en la fuga de cientos de miles de trabajos a otros países, no han sido atendidos por la clase política de ninguno de los dos partidos principales.

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Gran parte de lo ocurrido el 8 de noviembre pasado puede apuntar a una profunda crisis del sistema norteamericano y su sociedad de consumo, que desde hace al menos 40 años ha sido testigo de cómo millones han visto erosionar su calidad de vida, con ingresos y sueldos estancados frente al aumento del desempleo en áreas como los servicios y la manufactura.

Esa gran masa de votantes, ignorada por ambos partidos en las últimas décadas, recibió con oídos abiertos y atentos el mensaje de Trump hace 16 meses, que les prometía cambios desde afuera del ‘aparato político’ dominante en Washington, DC. El gigante dormido despertó.

Donald Trump, de magnate a presidente

El magnate inmobiliario fue el único candidato presidencial en años recientes que dirigió su mensaje, y de manera especial, a esos millones de ciudadanos, cosa que no hizo su contrincante, Hillary Clinton, quien depositó su confianza en el tradicional apoyo demócrata urbano -mujeres, afroamericanos, hispanos , clase media educada- sin incluir a esa inmensa masa de votantes blancos rurales.

Ningún postulante, desde Barack Obama hasta Ronald Reagan, pasando por George W. Bush y Bill Clinton, tuvo como eje central de su campaña a este emergente grupo que fue tachado de “deplorables” por Hillary Clinton, quien se vio obligada más tarde a pedir disculpas.

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Por esta razón, quizás, se puede entender el por qué no se tradujo en suma de votos el fuerte apoyo que la exsecretaria de Estado recibió de celebridades y personalidades, desde JLo hasta Bruce Springsteen, pasando por Lady Gaga y muchos más: le estaba predicando al coro.

Movida por las inéditas promesas casi ‘mesiánicas’ de Trump -la recuperación de los empleos perdidos, un freno a la inmigración bajo el manto de un mensaje nativista-nacionalista y la abolición de Obamacare, entre otras cosas-, esa masa de votantes blancos despertó de su letargo electoral, salió a votar y lo hizo a favor del republicano.

A un año: así asumía Clinton su derrota ante Trump

El abrumador apoyo se extendió a las elecciones generales, donde se esperaba un triunfo demócrata, catapultando al neoyorquino de 70 años a su nueva mansión en Washington, DC, por al menos los próximos cuatro años a partir de enero de 2017. ‘

Es precisamente éste el grupo de ciudadanos que no votaba, no participaba del proceso eleccionario, lo que puede explicar el por qué del drástico cambio en el mapa del Colegio Electoral.

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El bloque de 18 estados que venía siendo tradicionalmente demócrata desde 1992, el llamado ‘muro azul’ en referencia al color que representa al Partido Demócrata, fue hecho trizas el martes por Trump, quien se quedó con Michigan, Wisconsin y Pennsylvania, entre otros, sellando de manera irreversible su triunfo.

En Wisconsin, por ejemplo, Trump ganó el martes por la mínima diferencia tras perder allí en las primarias. ¿Clinton? Su equipo estaba tan confiado que ganaban, que apenas pautaron avisos de TV.

Trump pudo ganar también gracias al sistema electoral en EEUU, donde el voto no es directo, como en la mayoría de los países, ya que el resultado final es determinado por el Colegio Electoral, estado por estado.

Según las últimas estimaciones y conteos, Hillary Clinton aventajó a Trump por unos 250,000 votos a nivel nacional. No obstante, Trump terminó como el presidente electo ya que logró sobrepasar el mínimo necesario de votos electorales fijado en 270, con 290 según NBC News, lo que inclinó la balanza a su favor, comparado con los 228 de Clinton.

Hillary Clinton: la gesta que no llegó a la historia

Algo similar ocurrió en el año 2000, cuando si bien Al Gore ganó el voto popular, George W. Bush obtuvo la presidencia tras imponerse en Florida y quedarse con los 29 votos electorales que lo propulsaron más allá del mágico número de 270 electores.

Resta por verse si Trump cumplirá sus promesas y cómo. Y si el Colegio Electoral, tan cuestionado desde algunos sectores, sigue en pie.

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