Parque de agua habría violado normas de seguridad

Los operadores del parque abrieron el tobogán a pesar de que sabían los riesgos.

En lo que parece ser un apuro por construir el tobogán acuático más alto del mundo, los operadores de un parque de Kansas pasaron por alto sus propios hallazgos de que la caída de casi 170 pies tenía fallas de diseño, eludía los estándares básicos de ingeniería y enviaba a los pasajeros en el aire de una manera que podía lesionar o matarlos, según dijeron los investigadores en medio de un proceso judicial.

A pesar de estar en conocimiento de todos estos detalles, los operadores del Schlitterbahn Waterpark de Kansas City, en Kansas, abrieron el paseo conocido como Verrückt en julio de 2014, solo 20 meses después de iniciarán su concepción hasta la gran inauguración.

Según se pudo conocer, al menos 14 personas que usaron esa atracción resultaron heridos, en una serie de accidentes que culminaron en agosto de 2016, cuando un niño de 10 años fue arrojado de una balsa y murió decapitado al estrellarse contra un poste de metal.

Caleb Schwab, hijo del representante estatal de Kansas Scott Schwab, fue decapitado mientras montaba Verrückt, una palabra alemana que significa "loco" o "loco". El viernes, un año y medio después de la muerte del niño , la Procuraduría General de Kansas anunció cargos penales contra la compañía y uno de sus ex empleados.

En una acusación presentada la semana pasada, las autoridades dijeron que los altos funcionarios de parque de diversiones sabían que la caída, que se cerró después de la muerte del niño, representaba graves peligros para los pasajeros, tanto que los funcionarios de la compañía temían por su propia seguridad cuando lo hicieron.

El viernes, la oficina del fiscal general de Kansas anunció que Schlitterbahn Waterpark y Tyler Austin Miles, su antiguo director de operaciones, habían sido acusados ​​de 20 cargos criminales, incluyendo homicidio involuntario, poner en peligro la vida de un niño y agravar la agresión.

Los investigadores dicen que la compañía sabía que el tobogán de agua no era seguro y que podría provocar lesiones y muertes, pero aún se apresuró a abrirlo al público. Tal vez lo más inquietante es la afirmación de que varias lesiones, desde dolor de cuello hasta conmoción cerebral, ya habían ocurrido antes de la muerte de Caleb.

Aún así, los investigadores alegan que se mantuvo el recorrido abierto al público, e incluso ocultaron informes de esas lesiones y otros alarmantes problemas de seguridad de los agentes de la ley que estaban investigando la muerte del niño.

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