Los niños comienzan a tener pesadillas con las deportaciones

La conversación no era cosa de pocas horas después del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El tema había sido tratado no solo por los padres, sino por los niños que habían sabido del discurso de intolerancia de nuevo mandatario. Pero la preocupación se hizo realidad desde la madrugada de este miércoles, cuando el triunfo del magnate se concreto.

Ahora, los hijos de los inmigrantes latinos están tristes, desconsolados y preocupados por la llegada de Donald Trump al poder. Son ellos quienes encuentran que lo que preocupaba a sus padres puede convertirse en una separación dolorosa. Y lo conversan con sus amigos en las escuelas. Y pueden comenzar a sentir el acoso de otros niños.

Los chicos están preocupados y algunos han llegado a deprimirse, por más que sus padres hagan el esfuerzo de quitarles de la cabeza esa idea. La discusión al respecto se ha dado de manera pública, no solo en los medios de comunicación, sino en las conversaciones informales de las escuelas.

Se han reportado incidentes de odio. Se ha hablado de expulsiones y suspensiones para quienes intenten protagonizar situaciones de este tipo. Ya varias escuelas en San Francisco afirmaron que muchos de sus estudiantes acudieron a los planteles el miércoles temerosos y preocupados por el futuro que sus familiares tendrán cuando Trump tome las riendas del país.

Las deportaciones son una realidad y gran parte del discurso de Trump durante su campaña electoral fue en contra de las población inmigrante, la psicóloga Teresa Ayala, hizo un llamado a la calma a las familias hispanas.

“Hay que dejarle saber a los niños que ante esta situación pues es lógico que vamos hacerle frente. Los niños se alteran precisamente porque los padres están alterados, mantengamos la calma y aceptemos de alguna manera estos resultados para que veamos el futuro”.

Pero la vinculación que hizo Trump entre los inmigrantes hispanos y el crimen hizo su efecto y sembró el miedo. Lo más triste es que algunos hispanos han hecho suyos ese discurso.

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