Rubén Echevarría vive una vida simple y tranquila bajo tierra en un terreno que antiguamente fue un cementerio nativo americano.
Como el hombre “topo” de Arizona, Rubén pasa la mayoría de su vida bajo la superficie.
Aunque no sea una casa lujosa ni inmensa, este hombre asegura vivir una vida relativamente feliz, su clave: no complicarse la vida con nada sin ataduras. “Que tenga el corazón contento, con eso tienen (eso es lo importante)”, dijo.
Rubén escarbó el hogar de dos metros de profundidad por dos metros de ancho hace cinco años. Sus vecinos le regalan electricidad, un buen samaritano le regaló un radio y duerme en un colchón que se encontró y dice que vive tranquilamente.
