Congreso de EEUU urge al presidente condenar el racismo

La resolución aprobada en el Congreso está ahora en la mesa de Trump, que tiene que decidir si la secunda con su firma.

WASHINGTON - El Congreso de EEUU aprobó por unanimidad una resolución de rechazo a la violencia racista en la que se exhorta al presidente, Donald Trump, a condenarla públicamente y combatir el supremacismo blanco y otras formas de odio.

La Cámara de Representantes aprobó por unanimidad esta resolución que el Senado aprobó este lunes, también por unanimidad.

La decisión es la primera respuesta del Congreso a la violencia racista del 12 de agosto en Charlottesville (Virginia).

Ese día, un neonazi mató a una mujer e hirió a una veintena de personas al arrollar con su vehículo a los participantes de una manifestación antirracista que protestaba por la presencia de ultraderechistas en Charlottesville.

La resolución aprobada en el Congreso condena "la violencia racista y el ataque terrorista" ocurrido en Charlottesville.

También "rechaza el nacionalismo blanco, el supremacismo blanco y el neonazismo como expresiones de odio y de intolerancia que contradicen los valores que definen al pueblo de Estados Unidos".

En la resolución, el Congreso urge a Trump a "rechazar públicamente los grupos de odio que adoptan el racismo, el extremismo, la xenofobia, la antisemitismo y el supremacismo blanco".

Además, urge al presidente y a su Gobierno a "usar todos los recursos disponibles" para "abordar" la "creciente prevalencia de estos grupos de odio en Estados Unidos".

Trump evitó señalar a los ultraderechistas como responsables de lo ocurrido el 12 de agosto al culpar primero a "muchos bandos", aunque pasadas 48 horas de los hechos condenó a neonazis, supremacistas blancos y el Ku Klux Klan, todos presentes en Charlottesville.

El presidente, no obstante, no tardó ni 24 horas en enmendar esa condena al insistir en su teoría de "los dos bandos" y afirmar que entre los neonazis había "gente muy buena".

La resolución aprobada en el Congreso está ahora en la mesa de Trump, que tiene que decidir si la secunda con su firma.

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