Entierro de Fidel Castro termina con los 9 días de luto

Los fieles a Fidel Castro, cubanos y extranjeros, acudieron hoy al cementerio de Santa Ifigenia de Santiago a rendirle tributo ante el monolito con sus cenizas, mientras la isla vuelve a la normalidad y cierra nueve días de luto oficial desde su muerte, el 25 de noviembre a los 90 años.

La ceremonia de inhumación fue privada, solo para su familia y amigos más cercanos, pero muchos de sus seguidores se acercaron desde temprano al cementerio para despedirse para siempre del líder cubano, aunque la puertas no se abrieron hasta pasadas las 15.00 horas (20.00 GMT).

Desde el mediodía, cuando se difundió el rumor de que la población podría entrar al cementerio, la gente se empezó a congregar a sus puertas: cubanos "fidelistas hasta la muerte", simpatizantes comunistas que viajaron desde diferentes partes del mundo, además de turistas y curiosos que aprovecharon su estancia en Santiago para ser testigos de un momento histórico.

Sergio, un porteño de 54 años con el "Che" Guevara tatuado en el pecho y Fidel en la pierna, fue uno de los primeros en llegar a la puerta.

"Tenía que venir aquí porque Fidel es..,", no logra terminar la frase y se pone a llorar.

También con la voz quebrada y emocionado al preguntarle por Fidel, Francesco contaba cómo decidió viajar hasta Cuba desde Italia con su mujer y dos hijos para dar el último adiós al comandante, quien fue un "padre para el mundo entero".

Las lágrimas le impiden seguir hablando y es su mujer, Hilaria, quien cuenta que son militantes del Partido Comunista de Italia y que todos los años visitan Cuba porque es el único país "verdaderamente comunista".

Leticia, una santiaguera de 67 años, acudió con una rosa blanca a rendir tributo por última vez al líder cubano, después de haber asistido al recorrido del cortejo fúnebre con sus cenizas y al acto multitudinario de despedida que se le brindó ayer por la noche en la Plaza de la Revolución "Antonio Maceo" de Santiago.

"Creo que estoy en la obligación de venir hoy porque tengo que rendir tributo al hombre más grande de Cuba y del mundo. Un hombre con cerebro como ese no nace todos los días y es quien construyó Cuba", señaló Leticia, dirigente de base de la Federación de Mujeres Cubanas.

Poco después de la apertura del camposanto, la gente comenzó a desfilar en pequeños grupos ante la estela funeraria de Fidel, una roca que según los santiagueros fue extraída de la Sierra Maestra, donde el Ejército Rebelde liderado por él luchó contra las tropas del régimen de Fulgencio Batista.

Por allí pasó, "muy rápido sin tiempo para tomar fotos", Wilder, un pequeño agricultor de 52 años, quien llegó a Santiago anoche desde Baracoa, un municipio del extremo más oriental de Cuba por el que no pasó la comitiva con los restos de Fidel, porque sentía que "desde la distancia no podía homenajearle como se merece".

"Desde el triunfo de la Revolución no ha habido un momento más difícil que este, el deceso de Fidel, líder mundial. Por eso creo que es importante que todos los que pudimos, viniéramos hasta aquí para expresar el dolor que siente el país", explicó.

El ambiente en Santiago era de absoluta cotidianeidad, un domingo tranquilo, más allá de las varias decenas de personas que hoy se acercaron hasta el cementerio donde Castro descansará para siempre junto a su mentor e inspirador, el líder independentista José Martí, y Carlos Manuel de Céspedes, primer presidente de la Cuba independiente.

En la Plaza de la Revolución "Antonio Maceo", donde anoche se celebró el gran acto político de despedida a Fidel con un discurso de su hermano, el presidente Raúl Castro, el único ajetreo que se veía esta mañana era el de unos pocos trabajadores recogiendo sillas y vallas.

Después del adiós multitudinario a Fidel ayer por las calles de Santiago al paso del cortejo fúnebre con sus cenizas, hoy en la ciudad todo había vuelto a la normalidad y solo se veían algunas banderas cubanas y carteles con el mensaje "Yo soy Fidel" en algunas ventanas.

Con los restos de Fidel Castro, fallecido el 25 de noviembre a los 90 años, ya depositados en Santa Ifigenia, Cuba culmina los nueve días de duelo nacional por su muerte, en los que sus cenizas han viajado por casi todo el país para que los cubanos pudieran brindar un último adiós al líder que cambió el destino político de la isla.

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