Cardenal Ortega aboga por reconciliar a cubanos

El cardenal Jaime Ortega, máxima autoridad católica en Cuba, agradeció al Papa su papel en el diálogo entre Cuba y Estados Unidos, y abogó por que el proceso de renovación de relaciones entre ambos países traiga la "anhelada" reconciliación entre todos los cubanos, de fuera y dentro del país.

En una intervención en la misa oficiada por Francisco en la Plaza de la Revolución de La Habana, Ortega hizo votos para que el restablecimiento de los vínculos bilaterales alcance "no solo a los altos niveles políticos" de ambos países sino "muy especialmente a nuestro pueblo cubano que vive aquí y en Estados Unidos".

"Solo el amor y el perdón entre nosotros será un medio válido para una verdadera y pacífica renovación de nuestra nación", señaló Ortega, que también es el arzobispo de La Habana.

Ortega agradeció al papa su visita a la isla y su pontificado en nombre del pueblo de Cuba, de "los católicos", "de otros tantos creyentes y aun no creyentes".

"Gracias por haber sembrado, con su pontificado, inquietudes buenas y necesarias en nuestras conciencias, tan adormecidas y acostumbradas a la mediocridad", dijo.

Ortega reconoció "los nuevos aires de esperanza" surgidos de la gestión de Francisco, que llegó ayer a Cuba en una histórica visita de cuatro días, de gran simbolismo por su papel y el del Vaticano en el proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, que retomaron vínculos el pasado 20 de julio tras más de 50 años de enemistad.

Reproducimos a continuación las palabras del Cardenal:

Querido Santo Padre:

Mis sentimientos personales de adhesión de fe profunda y cordial al querido Papa Francisco, los conoce Usted desde tiempo atrás. Gracias, Santidad, por haberme hecho experimentar también su cercanía, su amistad.

Pero hablo ahora en nombre de nuestro pueblo cubano, de los católicos y de otros tantos creyentes, y aún no creyentes. Gracias por venir a visitar esta tierra nuestra, Cuba querida, gracias por haber sembrado, son su Pontificado, inquietudes buenas y necesarias en nuestras conciencias, tan adormecidas y acostumbradas a la mediocridad.

Gracias por los nuevos aires de esperanza que surgen de su ministerio de Padre y Pastor y que parecen inundar nuestro mundo, cuyo frescor renovador sienten especialmente los pobres de nuestros campos y ciudades, de las periferias sociales, económica y políticas, de todos los pueblos de la Tierra, también del nuestro.

Gracias, Santo Padre, por haber favorecido el proceso de renovación en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que tanto beneficiará a nuestro pueblo. Esperamos que su llamada a la Paz se extienda no sólo a los altos niveles políticos, sino que llegue a los pueblos de ambas naciones y muy especialmente a nuestro pueblo cubano que vive aquí y en Estados Unidos, para alcanzar, en espíritu cristiano de perdón y de misericordia, la anhelada reconciliación entre todos los cubanos, los que vivimos en Cuba o fuera de Cuba. Sólo el amor y el perdón entre todos nosotros será un medio válido para una verdadera y pacífica renovación de nuestra nación cubana.

Le prometemos, Santo Padre, nuestra oración asidua a la Virgen de la Caridad para que lo sostenga en su difícil ministerio de sembrar amor y paz en un mundo dividido por las guerras y por el odio.

Querido Papa Francisco, bendiga a nuestro pueblo que lo admira, lo acoge con cariño, y, lleno de gratitud y esperanza, espera su bendición.

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