Medallista en Judo equivoca al rival y le hinchan un ojo

El belga Dirk van Tichelt perseguía a una mujer que le robó el teléfono, pero reclamó al equivocado.

RÍO DE JANEIRO, Brasil.- El hecho de que seas un medallista olímpico de judo no te hace intocable. Pues esto fue lo que le sucedió al belga Dirk van Tichelt, monarca de los 73kg en Río 2016, cuando intentó rescatar su teléfono robado y se equivocó de rival.

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El móvil de van Tichelt, según él mismo cuenta, fue sustraído ilegalmente por una mujer a la cual comenzó a perseguir en las horas tempranas de la madrugada luego de haberse pasado toda la noche celebrando su presea olímpica.

Después de una carrera bien digna de un premio de Fórmula Uno por las calles de Copacabana, la mujer intentó entrar en un hotel, pero como las puertas estaban cerradas, tomó otra dirección.

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Van Tichelt, algo mermado físicamente por la cantidad de alcohol en su organismo, llegó un poco tarde a la "meta" y creyó que la mujer sí se había resguardado en el recinto, cuya puerta lateral estaba cerrada.

Entonces rompió la cerradura y logró ingresar al lobby, donde acusó al recepcionista de esconder a la desaparecida ladrona.  

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"Ella está hospedada aquí. Dame el número de su habitación", le gritó agresivamente al empleado, quien trataba de calmarlo y de explicarle que ninguna doncella fugitiva se había refugiado en el hotel.

Pero el hombre no entraba en razón y quiso aplicar las mismas técnicas que le habían valido la medalla de bronce en el tatami.

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Todo hasta que se percató de que su contrincante de turno también era un experto en artes marciales, especialmente el jujitsu, a quien no le quedó más remedio que propinarle un fulminante golpe en el rostro.  

Ambos “peleadores” fueron arrestados, pero liberados posteriormente, aunque pudieran ser reconducidos a las dependencias policiales si alguno de los dos presenta cargos contra el otro.

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Poco después de haber sido liberado, van Tichelt admitió que varias caipirinhas le habían alegrado la noche antes de que este episodio se suscitara. Por dentro seguro estará lamentándose de haberse equivocado de rival pensando que era completamente intocable.

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