RÍO DE JANEIRO, Brasil.- Estados Unidos busca su cuarto título consecutivo en Río 2016. Jugadoras como Carli Lloyd, Hope Solo o Alex Morgan intentarán ampliar su leyenda. Antes, contaron algunas anécdotas de su vida.
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Carli Lloyd es posiblemente la mejor jugadora estadounidense de la historia. La centrocampista fue internacional en 224 ocasiones y anotó 88 goles (récord en ambos apartados) y logró dos oros olímpicos, así como oro, plata y bronce en los campeonatos del mundo.
Lloyd se habrá enfrentado a todo tipo de rivales, pero hay algo que no soporta. Cuando en 2015 se trasladó a su casa de Houston y se disponía a domir, Lloyd se quedó "helada". En el suelo de la habitación estaban corriendo ¡cucarachas! Afortunadamente llamó a su compañera Ella, que la rescató de los pequeños insectos.
Hope Solo es una leyenda del fútbol femenil estadounidense. La portera de Seattle Reign cuenta con dos oros olímpicos y el título de campeona del mundo. Pero no todo es vencer. Solo saboreó la derrota en el torneo Sub 21 de México 2002, cuando las anfitrionas anotaron un tanto de libre directo a solo cinco minutos del final.
Lo más doloroso en esa acción no fue solo el gol. Hope Solo chocó contra el palo derecho de la portería y se hizo una gran herida en el antebrazo. Tuvo que ser intervenida y aún conserva una cicatriz. A buen seguro nunca lo olvidará.
Alex Morgan es otra de las grandes jugadoras de Estados Unidos. La delantera de Orlando Pride fue 112 veces internacional y anotó 67 goles, solo por detrás de la leyenda Carli Lloyd. Morgan también está haciendo historia con su país y logró el oro en Londres 2012, además de ganar el campeonato del mundo de 2015.
Pero Morgan, como todo joven, pidió una motocicleta a su padre cuando fue a la universidad. Éste le regaló "Big Chief", aunque rápidamente vio que no corría lo suficiente. Morgan insistió de nuevo hasta que se ganó a "Ruby", su segunda motocicleta.
Morgan usó la moto hasta que un día tuvo un accidente junto a su novio. Afortunadamente no les pasó nada, aunque "Ruby" se llevó la peor parte.
