La Habana impone un toque de queda nocturno que estará vigente durante los primeros quince días de septiembre, en los que la ciudad endurecerá aún más las medidas restrictivas para tratar de controlar los rebrotes del COVID-19 que ya provocó la cancelación de la reapertura de la capital.
El transporte público y la gran mayoría de los servicios ya se han suspendido, además se prohibirá a partir del 1 de septiembre la movilidad de personas y coches entre las 7 de la tarde y las 5 de la mañana, según anuncios del gobernador de La Habana, Reinaldo García.
Las autoridades también restringirán la entrada y salida de la ciudad, que quedará incomunicada con el resto del país para cortar la transmisión de la enfermedad hacia otras regiones.
El tránsito fuera de la provincia será solo por "motivos excepcionales" y se eliminan las visitas a destinos turísticos en otras provincias, por lo que serán reintegradas o aplazadas unas 2.970 reservas de hoteles.
Dentro de la ciudad se limitará "significativamente" la circulación de autos, motos y medios de transporte privado. Además se restringirá el uso de áreas recreativas y deportivas, tampoco se podrá ingerir bebidas alcohólicas en lugares públicos y no se permitirán "fiestas de ningún tipo", insistió el gobernador de La Habana.
El nuevo paquete de medidas responde -según el gobierno de la isla- al "incumplimiento de disposiciones" y a las "indisciplinas de algunos", lo que llevó al aumento de los casos en la ciudad donde se han diagnosticado 492 positivos en los últimos quince días, casi el 76% del total.
Las disposiciones se mantendrán más allá del 15 de septiembre de ser necesario e incluyen la reducción de horarios en los comercios hasta las 4 de la tarde, de lunes a sábado, y hasta la una de la tarde los domingos.
Local
Las multas a los infractores oscilarán entre los 2.000 y 3.000 pesos cubanos (entre unos 80 y 120 dólares), monto elevado en un país donde el salario medio no llega a los 45 dólares.
Aunque hasta ahora en Cuba no se ha decretado el confinamiento obligatorio, las autoridades cubanas sí piden salir de casa solo a lo imprescindible y recomiendan el distanciamiento físico y la higiene como las principales formas de prevención.
La capital, con más de 2 millones de habitantes, es la única provincia cubana en fase 0 o "etapa de trasmisión limitada" de coronavirus, que incluye la suspensión del transporte público, la limitación de los accesos, el cierre de la mayoría de los servicios y el uso obligatorio de la mascarilla fuera de las casas.
Debido a esta situación, La Habana no abrirá sus aulas el próximo 1 de septiembre como el resto de Cuba, lo que significa un atraso considerable en la educación de los estudiantes de la isla.
