El estrecho Rio Grande les separa del sueño que casi les cuesta la vida. “Todo el mundo está preocupado por sus hijos”, aseguran algunos migrantes.
Tan cerca y tan lejos, cientos de migrantes permanecen en este rústico campamento de carpas, en Matamoros, mientras presentan su caso de asilo político en EEUU. Ahora, sobrevivir al coronavirus en tales condiciones de insalubridad, es el plan inmediato.
“Hay que cocinar con leña. No tenemos las medidas de higene adecuadas para una cuarentena” dicen cubanos varados en Mexico.
Una declarada opositora al gobierno castrista, desde hace tres años intenta llegar a EEUU, permanece en México mientras un juez norteamericano revisa su caso.
“Somos seres humanos que necesitamos apoyo y ayuda. Y que nos quite ese mpp por el que nos encontramos aquí” alega Onelia Alonso, activista anticastrista que pide asilo politico.
El pasado 21 de marzo, la Casa Blanca ordenó una estrategia de filtro riguroso en la frontera contra migrantes vulnerables de portar el Covid-19: unos 6306 fueron rechazados en los puntos de control y otros 6319 expulsados después de ser detenidos al norte del muro.
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“Cuando nuestros oficiales interceptan a los migrantes indocumentados entrando ilegalmente, los procesamos en un centro de detención y después los expulsamos del país” asegura Hernández un agente de la patrulla fronteriza.
“Aquí en esta zona sólo se tienen preparadas 20 camas para casos de emergencia y por supuesto no se las van a dar a los migrantes. La situación es bien crítica (...) Estamos realmente hacinados dentro de las cabañas. No podemos salir” explica Eliecer Izaguirre, integrante de la UNPACU quien pide asilo político en EEUU.
Los migramtes señalan que la ayuda alimentaria de organizaciones sociales y gubernamentales no se acerca a lo necesario y que en tales condiciones y con la frontera cerrada: cada día es una apuesta por la vida.Ojalá“que protejan a todos los migrantes que nos encontramos en la frontera”.
