El gobierno cubano ordenó el cierre inmediato de las pequeñas salas de cine y de juegos en computadoras que habían proliferado en distintas partes de la isla, principalmente en La Habana, donde se habían puesrto de moda las salas con proyecciones en 3D.
Según el decreto publicado en el periódico Granma "la exhibición cinematográfica, que incluye las salas de 3D, así como la organización de juegos computacionales, nunca han sido autorizados y se están desarrollando como único servicio y en ocasiones asociados a otras prestaciones, como las vinculadas a servicios gastronómicos".
También el gobierno cubano en consonancia con su postura de evitar la competencia de cuentapropistas con el estado ha decidido que el 31 de diciembre es la fecha límite para que los cuentapropistas que venden ropa importada "liquiden sus inventarios", y dejen de operar, "ratificando la ilegalidad de la comercialización minorista de artículos importados o la reventa de los adquiridos en la red comercial estatal".
