MIAMI, Florida - Rigoberto Rodríguez recuerda con claridad el día que cambió su vida para siempre. "Yo estaba en la casa, cuando comenzaron las protestas", dice. A pesar de vivir a más de 300 millas de San Antonio de los Baños, el epicentro de las manifestaciones, se enteró de lo que sucedía a través de Facebook.
"Ya después, a la hora del mediodía, vi a un grupo grande que iba pasando frente a mi casa, y me les uní", comenta. Las protestas se habían extendido prácticamente a toda la isla. "¡Ese soy yo!", exclamó Rigoberto al verse en los videos de las manifestaciones. A veces, vuelve a ver esas imágenes, recordando cómo el grito de libertad fue silenciado a golpes.
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"Un policía vestido de verde me dio un golpe en la costilla. Yo, tirado en el suelo, tenía como cinco o seis personas arriba de mí", relata. Rigoberto y sus amigos fueron arrestados. Luego vendría un juicio y una sentencia de cuatro años.
"La ley no protege al pueblo, protege a la cúpula castrista", dice con amargura. "¿Quién me iba a decir a mí que no me iban a poner otro proceso más y no me iban a dar 16 años de privación de libertad?" Antes de ser encarcelado, decidió escapar del país.
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"Bueno, porque la libertad es lo más preciado que tiene el ser humano", reflexiona Rigoberto. Fueron las dos opciones que impuso el régimen: cárcel o exilio. Él escogió la segunda. Uno de sus amigos en Cuba aún sigue preso.
"Todos los que estamos aquí, tuvimos que dejar algo. Y los que participamos en el 11J tuvimos que sacrificar mucho más. Tuvimos que sacrificar a nuestra familia. Nuestra familia siempre estará marcada, siempre estará vigilada, acosada", cuenta.
Lázaro Yuri Valle, otro opositor cubano en el exilio, afirma: "Ya la gente hizo así y se quitó la venda... ya, me cansé. Lo que pasa es que no ha habido una coordinación correcta, por eso nos han sacado a nosotros, a los que más miedo les tienen ellos."
Hace poco más de un mes, Lázaro fue trasladado esposado desde la cárcel al aeropuerto. Había sido sancionado a cinco años por acciones previas al 11 de julio. Su salud estaba muy deteriorada y el gobierno de Estados Unidos le concedió un parole humanitario. "Como quiera que sea, eso le da un respiro a la dictadura, porque no es lo mismo que yo siga mi activismo en Estados Unidos a que yo esté dentro de Cuba", explica.
Rigoberto coincide: "Ellos a lo que le tienen miedo es a eso, a la multiplicación de esas personas. Entonces, para ellos es más fácil sacar a la gente del país de una manera u otra, que lidiar con ellos".
Solo cuatro meses después del estallido, el propio régimen cubano propició el mayor éxodo masivo en la historia del país, una válvula de escape a la presión popular. No se sabe exactamente cuántos manifestantes abandonaron la isla. Rostros muy visibles en ese entonces reconocieron que se sintieron presionados a marcharse.
Sin embargo, las protestas dejaron su huella, y la llama que el 11 de julio de 2021 provocó el estallido no fue completamente extinguida.