Tatuajes cobran popularidad entre los cubanos

Con la ampliación del servicio por cuenta propia en Cuba, han surgido durante los últimos años, nuevas opciones de trabajo. La Marca es un estudio de tatuajes  artístico y popular que ha cobrado fuerza en La Habana Vieja, gracias a la cantidad de personas que, rompiendo estereotipos, utilizan sus cuerpos para inscribir obras de arte. 
 
"Quería abrir un primer lugar de tatuajes parecido a los estudios de tatuajes que hay en el mundo entero y que no existía aquí en La Habana", dijo Ailet Duarte, copropietaria de La Marca.
A diario llegan a este lugar decenas de personas con la intención de tatuar su cuerpo. De La Habana u otras partes del mundo, buscan la ingeniosidad de quienes aquí trabajan. 
 
"Me puse esa frase es el nombre de una canción de Edith Piaf... es un lugar muy cultural, y tiene muy buenos artistas", manifestó David Mejías, cliente cubanoamericano.
Contrario a lo que mundialmente es una cultura milenaria, en Cuba este tipo de profesión no era bien vista por la sociedad. Si bien no estuvo calificada como ilegal por el gobierno, lo cierto es que hasta hace muy poco tiempo no se había expedido una licencia que les permitiera a los artistas del tatuaje trabajar en completa libertad.
 
"Es una experiencia única, intercambiamos muchas cosas que antes no se hacía porque los tatuadores siempre han trabajado en sus casas", declaró Mauro Coca, artista.
Este grupo ha ido creciendo poco a poco gracias a su presencia en las redes sociales.

Con la ampliación del servicio por cuenta propia en Cuba, han surgido durante los últimos años, nuevas opciones de trabajo.

La Marca es un estudio de tatuajes  artístico y popular que ha cobrado fuerza en La Habana Vieja, gracias a la cantidad de personas que, rompiendo estereotipos, utilizan sus cuerpos para inscribir obras de arte.  

"Quería abrir un primer lugar de tatuajes parecido a los estudios de tatuajes que hay en el mundo entero y que no existía aquí en La Habana", dijo Ailet Duarte, copropietaria de La Marca.

A diario llegan a este lugar decenas de personas con la intención de tatuar su cuerpo. De La Habana u otras partes del mundo, buscan la ingeniosidad de quienes aquí trabajan.  

"Me puse esa frase es el nombre de una canción de Edith Piaf... es un lugar muy cultural, y tiene muy buenos artistas", manifestó David Mejías, cliente cubanoamericano.

Contrario a lo que mundialmente es una cultura milenaria, en Cuba este tipo de profesión no era bien vista por la sociedad. Si bien no estuvo calificada como ilegal por el gobierno, lo cierto es que hasta hace muy poco tiempo no se había expedido una licencia que les permitiera a los artistas del tatuaje trabajar en completa libertad. 

"Es una experiencia única, intercambiamos muchas cosas que antes no se hacía porque los tatuadores siempre han trabajado en sus casas", declaró Mauro Coca, artista.

Este grupo ha ido creciendo poco a poco gracias a su presencia en las redes sociales.

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