Cubanos en la última frontera: la economía

Reinier, David, Rafael y Javier recién salían de un centro de detención en nuevo México. Allí obtuvieron un parole de libertad condicional que al cabo del año y un día les permitirá regularizar su condición migratoria bajo la ley de ajuste cubano.

“Me metí 81 días en total hasta hoy y cuando pensé que no lo iba a lograr, gracias a dios lo logré y este país me abrió las manos”, dijo Rafael Fernández Pérez, cubano, que ingresó a EE.UU. con parole.

Es el sueño de 3 mil migrantes cubanos que esperan en ciudad Juárez para solicitar asilo político en EE.UU.

Están a 5 kilómetros del centro de el paso, Texas, en el deprimido río bravo. Desde aquí es posible ver a cualquier hora a migrantes de cualquier nacionalidad, buscando fallas en el muro para ingresar ilegalmente a EE.UU. y entregarse a la patrulla fronteriza. Prefieren eso antes que meses de espera en México.

La vulnerabilidad de los migrantes en una de las ciudades más inseguras del país es el principio de las preocupaciones. La patrulla fronteriza de EE.UU. destina a más oficiales para atender los cruces ilegales y menos agentes para la aduana internacional.

“Ya hemos detenido a algunos centroamericanos y cubanos con drogas o con armas. ¿Qué quiere decir esto? Que ya los grupos criminales han acudido a donde están estos inmigrantes a ofrecerles dinero de manera fácil”, dice Armando Cabada, alcalde de Juárez. Y agrega:

“Traemos un rezago de más o menos un 30 por ciento de manufactura que se queda en Juárez y no logra cruzar en el día... No llega a tiempo a las ensambladoras que están en estados unidos¨ (...) Algunos estiman entre 15 y 30 millones de dólares diarios lo que no está cruzando hacia EE.UU.”

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