Sí, se trata de un condón o preservativo, que a sus 65 años usa Orestes Estévez como parte de la producción de sus cotizados vinos caseros.
¿Que cómo es eso? El mismo explica en términos sexuales de cómo funciona su revolucionaria e ingeniosa idea.
Hace sus vinos en botellas plásticas empleando productos que no siempre consigue, pero igual se las ingenia.
Los vinos de Orestes son muy cotizados en su barrio en La Habana. Los vende a 50 centavos de dólar por botella, y 20 centavos el vaso. Está planeando expandir su negocio para satisfacer la creciente demanda.
A pocos pasos de Orestes está el negocio de la pizza voladora, que sus creadoras María y Marta bajan desde la azotea de su edificio hasta la planta baja, usando un ingenioso elevador para que los clientes la reciban acabadita de hornear.
Las pizzas las hacen en el tercer piso, porque abajo no tenían espacio para construir el improvisado horno que se inventaron a base de restos de metal. Es un negocio familiar que ambas se inventaron a base de ingenio y tenacidad, aprendiendo de las adversidades, hasta que descubrieron por dónde le entra el agua al coco.
Gracias a esa actitud, logran que su negocio crezca, vendiendo sus pizzas a $4 dólares. Así le ponen al mal tiempo buena cara, en medio de una economía donde la escasez de casi todo es lo común.
Local
Según cifras oficiales, casi medio millón de cubanos se han convertido en "cuentapropistas", o trabajadores privados, un sector en pleno crecimiento en una economía en la que la mayoría de los 12 millones que habitan Cuba tiene como salario promedio unos 28 dólares por mes en el sector público...
Mientras la mayoría de estas personas se las ingenia para subsistir, este lunes recibieron un buen espaldarazo: la Asociación Mundial de Sociedades de Chefs declaró a la gastronomía cubana como “patrimonio inmaterial”, en reconocimiento a sus “profundas raíces nacionales” y el “toque de distinción único en su sabor”.
Sin duda una buena noticia que ayudará a muchos a pensar en abrir sus negocitos.
