Cuando a primeras horas de la tarde de ayer, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamaba vencedor oficial de las elecciones a Nicolás Maduro por un estrecho margen de 200,000 votos, las reacciones en las calles no se hicieron esperar. Los enemigos del chavismo salieron a protestar encendidos mientras intentaban ser repirmidos por las fuerzas de seguridad.
Ni las palabras desde la Casa Blanca solicitando un recuento de votos hicieron temblar al ya sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, quien haciendo oídos sordos, salió a la calle a celebrar su triunfo con sus seguidores.
Mientras Maduro se encontraba festejando, los fieles al derrotado opositor Capriles paseaban haciendo una cacerolada en acto de protesta por los resultados que consideran "injustos" y requerían una apertura total de las urnas.
Capriles aseguró que la manera en que se dio la proclamación, sin haber realizado un recuento de los votos, deja al presidente electo como una figura “ilegítima”.
Las protestas de la gente no hicieron sino advertir del descontento general, la gran brecha entre electores y la poca credibilidad que el CNE genera entre los venezolanos.
Un exchofer de autobuses fue declarado como ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela por un estrecho margen de 50,75% a su favor contra el 48,97% que habría obtenido el opositor. “Vistos los resultados anteriores [...] el Consejo Nacional Electoral procede a proclamar como presidente de la República Bolivariana de Venezuela al ciudadano Nicolás Maduro Moros”, anunció la presidenta del órgano electoral Tibisay Lucena.
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Para el opositor Capriles y sus seguidores, la guerra no termina y hoy viene otra batalla, ya que se presentarán frente a varias oficinas de la CNE, mientras el país sigue innmerso en un estado de crisis institucional.
