Preocupa poder de Ortega

MANAGUA - El revés que sufrió la dividida oposición en los comicios en Nicaragua deja al presidente Daniel Ortega con una amplia concentración de poder y las manos libres para promover reformas constitucionales sin necesidad de aliados, dijeron analistas este lunes.

El control que ahora tendrá Ortega sobre el Congreso "es un factor verdaderamente preocupante" porque tendrá "una concentración de poder absoluto", dijo a la AFP el expresidente de la Corte de Justicia, Alejandro Serrano.

Según las proyecciones oficiales, tras el escrutinio del 90% de mesas electorales, el gobernante Frente Sandinista (FSLN, izquierda) obtendría cerca de 60 de los 90 escaños del Congreso unicameral y la oposición quedaría reducida a 30 puestos.

La nueva correlación de fuerzas permitirá al partido de Ortega contar con mayoría simple -47 de 90 diputados- para aprobar leyes ordinarias, mayoría calificada de 56 para nombrar altos cargos estatales y eventualmente también el 60% de votos necesarios para hacer reformas a la constitución.

A juicio de la ex guerrillera y diputada de la disidencia sandinista, Mónica Baltodano, el mandatario usó toda la influencia que tiene sobre los poderes judiciales y electorales para tomar "un control absolutista del parlamento".

Ortega tendrá "el privilegio de inventar cualquier cambio en la constitución, sin recurrir a la oposición", estimó por su lado el ex canciller y analista jurídico, Emilio Alvarez. "Lo más posible es que Ortega realice una reforma constitucional o convoque a una Asamblea Constituyente" para legitimar su cuestionada reelección y los nombramientos de autoridades electorales y judiciales que hizo, mediante decreto, en 2010, dijo Alvarez a la AFP.

Alvarez opinó que, si bien en las elecciones hubo "muchas irregularidades e ilegalidades", los programas sociales impulsados con la millonaria cooperación de Venezuela abonaron el camino a la reelección de Ortega.

El ex canciller también sostuvo que la oposición es la responsable de su fracaso, debido a los conflictos internos y el fraccionamiento que enfrentan desde las presidenciales de 2006, cuando facilitaron el retorno de Ortega, que ya había gobernado entre 1979 a 1990.

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