Adiós a las pitones

MIAMI - Las autoridades estadounidenses anunciaron la prohibición de importar a este país pitones birmanas y otras tres especies de grandes serpientes, que se han convertido en un problema para la fauna autóctona de ciertas regiones. El secretario estadounidense de Interior, Ken Salazar, eligió la región de los Everglades, en Florida, para anunciar esta medida, que era reclamada por las autoridades locales desde hacía años y que entrará en vigor dentro de dos meses. Junto al senador estadounidense Bill Nelson -que presentó esta propuesta hace ya cuatro años-, Salazar anunció que dentro de sesenta días estará prohibido introducir en Estados Unidos cualquier ejemplar de pitón birmana, de anaconda amarilla o de pitones del norte y del sur de África. "Esta medida es un hito para la protección de los Everglades. Las serpientes constrictoras gigantes no pertenecen a los Everglades, como tampoco a los patios traseros de las casas de la gente", celebró el secretario de Interior ante la prensa en referencia a la rápida proliferación de estos animales en el sur de Florida. Se calcula que sólo en los Everglades, un enorme ecosistema pantanoso que ocupa gran parte del sur de Florida y que tiene una enorme riqueza ecológica, hay más de 200.000 ejemplares de las serpientes afectadas por la medida. Este tipo de reptiles no venenosos se han adaptado a las condiciones de los pantanos de los Everglades y han comenzado a reproducirse a gran velocidad en un ecosistema donde no están amenazados por ningún otro predador. Hace menos de un mes una pitón birmana de cuatro metros fue atrapada en la piscina de una vivienda de las afueras de Miami. Su presencia en el sur de Florida es atribuida a personas que las adquieren como mascotas y cuando crecen las sueltan en los pantanos, donde se reproducen y se comen todo tipo de animales. Recientemente se encontró una pitón que acababa de comerse un ciervo de más de 30 kilos, así como otra que al ser capturada estaba digiriendo un caimán. En 2009, una niña de dos años murió estrangulada mientras dormía por una pitón birmana que se escapó de su jaula en la casa donde vivía, al norte de Orlando (Florida). La Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de Florida (FWC) ya advirtió entonces que estaba "viendo un escenario explosivo" con la población de pitones, por lo que había comenzado a implementar medidas de control. La medida anunciada también prohíbe el traslado de estos animales entre un estado y otro del país, ya que han sido declarados dañinos para la fauna salvaje y se han invertido muchos fondos públicos en tratar de combatir su propagación por los Everglades.

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