Cada comida que los astronautas consumen en las misiones espaciales cuestan miles de dólares. Además, la cantidad para periodos de viajes prolongados puede ser un problema por el peso.
Los microbios y microorganismos podrían ser la comida más exquisita, claro si estás a miles de kilómetros de la tierra. Un nuevo proyecto estudia la manera de elaborar alimentos allá arriba.
Noticias de Florida 24/7 en Telemundo 51.

Los desafíos tecnológicos en los viajes al espacio son varios. Uno de ellos está relacionado con los alimentos de la tripulación. Imagínense un largo viaje a Marte y el regreso, cuando cada libra cuenta en un traslado que podría demorar años.
Una opción sería que la tripulación cultive sus propios alimentos, desarrolle combustible y productos farmacéuticos.
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Si se comienza con un puñado de células cultivadas y un biorreactor, sería posible hacerlo según investigadores del Reino Unido. "Un astronauta consume hasta 3 libras de alimentos por día, y cada libra que se envía al espacio puede costar 20 mil dólares".
Rodrigo Ledesma Amaro, de Imperial College de Londres, dice que "la solución es usar microbios, microorganismos como bacterias, que ya usamos para elaborar algunos de estos productos. Podemos tener alimentos microbianos, con ingredientes como vitaminas esenciales para los humanos".
Células que pueden crecer y producir todo lo que una tripulación necesita en biorreactores espaciales. El doctor Amaro explica que un biorreactor es un recipiente, como un fermentador donde las células crecen. Es lo que se hace con la cerveza o el vino. "Se producen (con) un precursor de vitaminas que se pueden extraer y consumir".
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La tesis del doctor Amaro se puso a prueba en el espacio con la primera nave espacial comercial retornable de Europa, Phoenix 1. "Parecen algo así, más pequeños y modestos, pero esto nos permitirá generar mucha información sobre el comportamiento de estas células en condiciones espaciales".
Es un laboratorio de biología y química húmeda en una pequeña caja que mide aproximadamente 10 por 10, en pulgadas, y pesa poco menos de media libra.
Aqeel Shamsul, director ejecutivo de Frontier Space, desarrolladora de SpaceLab, asegura que "tiene control de fluídos y térmico, presión y atmósfera. Lo que intentamos hacer es reducirlo y automatizarlo, sobre todo reducirlo porque cuanto más pesado, más caro será".
Los datos que se obtengan de la próxima misión al espacio permitirán terminar el diseño del desacelerador atmosférico inflable, un escudo térmico que funcionará como paracaídas para reducir la velocidad en un amerizaje tradicional.
"Así que tendremos una capacidad de transporte más regular que nos permitirá construir y estacionar nuestros biorreactores para fabricar en el espacio, por ejemplo, medicinas contra el cáncer y traerlas a la tierra para investigación o terapia", explican.
El Director Ejecutivo de Frontier está convencido que cuando se tenga la base lunar, se necesitarán esos biorreactores para el asentamiento permanente de los humanos en aquel ambiente.