Jean, los guantes en la sangre

Jean, los guantes en la sangre

HAMILTON, Nueva Zelanda.- El portugués Raphael Guzzo solía pegarle los penales al medio. Lo había hecho una, dos, tres veces. Llegó el domingo 14 de junio de 2015 y tuvo que patear el segundo penal de la serie ante Brasil en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Nueva Zelanda 2015. Portugal estaba 1-0 arriba, convertirlo era tomar una ventaja importante. “¿Por qué cambiar?”, habrá pensado el mediocampista. “¿Por qué cambiar?”, pensó también Jean, a 11 metros del pateador. Así que el arquero brasileño imaginó una cosa, pero simuló otra.

“No tuve duda alguna cuando lo vi perfilarse para tirar”, le dijo a FIFA.com el máximo responsable de que Brasil vaya a jugar la semifinal del Mundial Sub-20. “Estudié bastantes pateadores antes del partido, ya había visto tres penales de él y los tres seguidos los tiró al centro, así que fingí moverme y me quedé en el centro”.

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Sólo quedarse parado para que la pelota le vaya mansita a las manos y que no importe la llovizna que le moja la cara porque “sin duda este es mi mejor día en el fútbol, mi día más feliz”.

Jugar en la selección “es diferente a todo“ y por eso el felizómetro está algo más lleno todavía que cuando ganó hace poco el Campeonato Baiano con el Bahía, en el que debutó hace pocos meses.

Y seguramente también lo estará porque esta felicidad está construida desde el sufrimiento, porque Brasil pudo haber perdido con comodidad durante los 120 minutos.

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“Hemos tenido suerte. Como dicen, el portero debe tener suerte. ¡Y vaya que yo la he tenido!”, dice con una sonrisa honesta que se le sale de la cara. Ya más serio, más profesional, racionaliza: “Tuvieron bastantes oportunidades, algunas de esas hice buenas paradas y otras ellos las desperdiciaron, pero tuvimos lo suficiente para ir a los penales y logramos sacar la victoria”.

Herencia, invicto y videos

Como duda que no se resolverá jamás quedará qué hubiese pasado con su carrera si a los 12 años decidía continuar como mediocampista por izquierda, como lo hacía en el Futsal, en vez de definirse por la portería como finalmente hizo. La sangre hizo lo suyo: Jean Paulo Fernandes es hijo de Jean Carlos Fernandes, ídolo del Baía y suplente de Dida en el Cruzeiro que ganó la Copa Libertadores 1997.

“Lo acompañaba a bastantes entrenamientos. Me enamoré de la posición y gracias a Dios pude jugar”, recuerda. “Somos un poquito diferentes (se ríe con ganas). Mi técnica es bastante similar a la de él pero el estilo de juego en general con el tiempo cambió bastante. Soy un portero moderno, que juego con los pies y soy rápido, ágil. Me posiciono bien en la línea de meta”, se autodefine sin timidez.

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También parece un obsesivo por mejorar. De hecho, su relación con los videos no se limita a los que les pueda mostrar el preparador de arqueros, los busca por sí mismo. “Veo bastantes. De Neuer, que es un ícono hoy. De Dida parando penales. Son importantes los penales en una Copa del Mundo. Vi bastantes para aprender todas las cualidades de ellos y ponerlas en práctica”.

Una de las lecciones que parece tener mejor aprendidas es la de la convivencia con el error. Jean tuvo uno importante en este Mundial: en la primera ronda se le escapó de las manos un disparo del húngaro Bence Mervo que terminó en gol. No pasó a mayores porque Brasil logró dar vuelta el resultado ante diez jugadores y sobre el final.

“Yo siempre me mantuve enfocado. Pasó, pasó… quedó atrás y tuve que olvidarlo, mentalizarme en las páginas siguientes para poder hacer buenos juegos", asegura. En la tarde fría y lluviosa de Hamilton, A Jean le tocó ser salvador. Raphael Guzzo lo sabe: ya dijo que nunca más va a patear un penal al medio.

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Le salió tan bien que lleva 412 minutos de juego sin que le conviertan goles, lo que lo ubica en el puesto sexto de la historia de los Mundiales Sub-20 a 163 del récord del portugués Mika en Colombia 2011.

“Son bastantes minutos, pero no sólo es por mí, sino por todo el grupo. A veces yo lo salvo, a veces los zagueros, pero esto en general es resultado del buen trabajo colectivo”.

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