¿Tus amigos te engordan?

Quieres bajar esas libras que tienes de más, pero ni tu familia ni tus amigos parecen ayudar mucho. Es más, tu vida social gira alrededor de la comida. Si te interesa realmente alcanzar tu meta, y conservar a tus amigos, hazte las siguientes preguntas para que encuentres las respuestas de qué es exactamente lo que te motiva a comer. 1. ¿En la oficina a media tarde sientes que necesitas consumir algo dulce? Vuelve a hacerte la pregunta. ¿En realidad necesitas ese dulce o galleta o lo que quieres es tener un momento para sociabilizar y desconectarte de tu trabajo? Mucha gente confunde el necesitar cambiar de actividad con el comer. Muy frecuentemente cuando estás sentado frente a un monitor durante largo tiempo necesitas hacer una pausa e interactuar con un ser humano. Seguramente sí necesitas un pequeño refrigerio, pero lo puedes sustituir por nueces o fruta, que te darán energía, pero no te engordarán. 2. ¿Cuándo llevan pastel al trabajo para festejar un cumpleaños siempre aceptas una rebanada? Ni siquiera te causa un verdadero placer comerte el pastel, pero siempre terminas devorándotelo. ¿No será más bien que aceptar la rebanada es una manera de querer pertenecer a un grupo? El participar en esta actividad festejando al cumpleañero te hace parte del grupo, no tienes por qué sentir la presión de comerte pastel. 3. ¿Sales con tus amigos al cine y aunque no tienes hambre terminas comprando palomitas? El disfrutar de una película no tiene por qué ser necesariamente comiendo. Si necesitas tener algo en tu boca, lleva tu bote con agua y alguna fruta como uvas o manzana partida en rebanadas, que te dará una sensación crujiente en la boca sin las calorías de toda la mantequilla que acompaña a esa bolsa de palomitas. 4. ¿Tus amigas siempre se juntan al café y lo acompañan de galletas o pan de dulce? Vuelve a cuestionarte ¿es realmente las calorías lo que necesitas o es una buena plática lo que te causa satisfacción? El estar a dieta no es motivo para aislarte socialmente. En lugar de ese frapuccino con montones de crema, empieza a pedir te verde o café sin leche ni azúcar. ¿Necesitas picar algo? Lleva siempre contigo fruta deshidratada o almendras. 5. ¿Estas a dieta y te angustia que te inviten a una casa a cenar? El aceptar una invitación una vez por semana y aceptar la comida que te ofrezcan, eso sí, en pequeñas cantidades, no tiene por qué poner en peligro tu dieta. Hay que saber cuándo hay que comer socialmente, y cuándo poder evitarlo. 6. Ninguno de tus amigos tiene el hábito del ejercicio: Es mucho más fácil ejercitarte cuando tienes con quién hacerlo. Pero es como todo, conforme vayas cambiando tus hábitos, empieces a ejercitarte y a comer más saludable, también entrarán a tu vida personas con tus nuevas costumbres y creencias, y quizás muy pronto además de compartir con tus viejas amigas un sedentario café o con tus colegas unas cervezas saliendo de la oficina, vas a tener con quien compartir una buena caminata, un buen paseo en bicicleta o el entrenamiento para un maratón.

Contáctanos