Menos sal, más salud

A más de uno de nosotros nos ha ocurrido ir a un restaurante y que el suculento platillo que ordenamos, según nuestro paladar, “sepa insípido”. En esos momentos nos dejamos guiar por nuestro sentido del gusto y le agregamos un montón de sal.

Puede que muchas veces al condimentar nuestros alimentos nos hayamos excedido en el consumo básico de sodio y ni siquiera lo sabemos, o peor aun, no nos preocupa porque lo más importante en esas ocasiones es “comer bien.”

El poeta satírico Junio Juvenal decía que: “Las bromas son como la sal: se deben usar con gran precaución” Y es que este gran escritor conocía las consecuencias de comer sal en exceso.

¿Tú, las conoces?

9 de cada 10 estadounidenses comen mucho más sal de la que necesitan y al abusar de la sal están aumentando el riesgo de padecer problemas de salud como la presión arterial alta. ¡Te proponemos algunos consejos que te ayudarán a reducir su consumo en tu dieta!

¡Conoce tu límite de sodio!

Los adultos sanos necesitan limitar su consumo de sodio a no más 2.300 mg al día: aproximadamente 1 cucharadita de sal. Algunas personas, incluidos los niños y las personas con presión arterial alta, necesitan 1.500 mg al día.

Recuerda que lo más recomendable es que le preguntes a tu médico cuánto sodio está bien para tu organismo.

Las etiquetas son buenas amigas

Utiliza la etiqueta de información nutricional para verificar la cantidad de sodio que contiene cada producto. T

rata de elegir productos con un 5% del Valor Diario (DV) o menos. Un contenido de sodio de 20% VD o más, es alto. Escoge los alimentos etiquetados como "bajo en sodio” o "sin sal añadida".

Menos es más

Elige verduras, frutas, frijoles y arvejas, que son naturalmente bajos en sodio. Al comprar vegetales enlatados y frijoles, elige los que digan en las etiquetas: "bajo en sodio” o "sin sal añadida".

Compara el sodio en los alimentos como el pan, la sopa y las comidas congeladas. Elige los que tienen menos sodio.

Limita el consumo de los alimentos procesados, especialmente los alimentos que son salados, ahumados o curados, como los “hot dogs” el tocino y los embutidos.

Prepara tus comidas con menos sodio

Si compras alimentos enlatados (como verduras, legumbres o pescado), elige las variedades bajas en sodio.

Consume mantequilla sin sal o margarina blanda. No agregues sal al agua cuando cocinas la pasta o el arroz.

Prueba diferentes hierbas y especias para dar sabor a los alimentos, como el jengibre o el ajo.

Es fácil aplicar estos consejos y para nada te pedimos que los sigas todos al pie de la letra, incorpora unos cuantos a tu dieta diaria y verás la diferencia.

Cuéntanos, ¿conoces otras alternativas para limitar el consumo de sodio? FUENTES: Healthfinder

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