Tuvieron que pasar casi tres cuartos de siglo después de que Albert Hofmann accidentalmente tomara y experimentara los efectos del LSD para que los investigadores pudiesen conocer y registrar en imágenes los efectos en el cerebro.
La disolución del ego es uno de los principales efectos del LSD. Algunos lo describen como si se separaran de sí mismos.
Los investigadores del Imperial College de Londres, en colaboración con la Fundación Beckley, Reino Unido, trabajaron con 20 voluntarios. Se les inyectaron en dos días un par de dosis. Una contenía 75 microgramos de LSD y otra era un placebo.
Los voluntarios fueron recostados en un escáner y sus cerebros fueron analizados con diferentes técnicas para completar una imagen completa de la actividad neuronal, tanto bajo los efectos de la droga como sin ellos.
Los investigadores revelaron que el LSD indujo a cambios más drásticos en la actividad del cerebro, en unas partes las conexiones en la corteza visual se fortalecieron, mientras las relacionadas con la memoria se debilitaron.
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Otras de las imágenes mostraron que el LSD debilitó el ritmo de las ondas cerebrales alpha, efecto relacionado con la llamada disolución del ego.
Estos resultados permitirán a los científicos comprender y conocer más de los efectos de la drogadicción a través del análisis de las redes cerebrales.
