Una abuela salvadoreña fue deportada tras 30 años viviendo en los Estados Unidos, dejando atrás a toda su familia, entre ellos su esposo, hijas y nietos.
Teresa ha sido deportada en varias ocasiones, luego de que entrara al país por primera vez en enero de 1986. Ese mismo año se declaró culpable de posesión de cocaína y fue condenada a tres años de prisión.
Tras 27 años, fue deportada por primera vez. Cada regreso ilegal a los Estados Unidos es considerado una felonía, y acaba de enfrentar su tercera deportación.
En Estados Unidos, dejó a su esposo, seis hijas y 30 nietos.
Con dificultad, subió al avión de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Texas. Tuvieron que quitarle las cadenas de las piernas, porque una operación de rodillas le impedía subir los escalones hacia la nave.
A su llegada a El Salvador, Teresa se encontró con un hijo, con el corazón dividido y la esperanza de regresar a su casa en Texas.
