Dreamers: ¿Salir o no del clóset?

LOS ANGELES.- Diana Rebolledo anunció al mundo que vivía en el país ilegalmente e inmediatamente sintió mucho miedo de lo que podía pasar después, sobre todo con su trabajo de limpieza en una fábrica automotriz. ¿Cambiaría su vida?, se preguntó la mexicana de 22 años antes de anunciar su estatus migratorio a los cuatro vientos en mayo del 2010. La estudiante de Educación y Ciencias Políticas en la Universidad de Marygrove, en Detroit, Michigan, "salió del clóset" durante una manifestación de unas 2 mil personas, después contó su historia a la prensa y no perdió su trabajo. Dos años después, ella es una activista que anima a otros "dreamers" a divulgar públicamente su estatus migratorio. Un "dreamer", soñador en español, es un estudiante que vive en Estados Unidos sin autorización y que podría legalizar su estatus migratorio a través de una iniciativa conocida como Dream Act. "Se trata de aceptar quien eres, aceptar tu estatus migratorio", dijo la joven durante una entrevista telefónica. "Es algo muy simbólico porque muestra solidaridad hacia otros estudiantes y puede servir de inspiración y dar esperanzas a otros estudiantes. Pero no todos los "dreamers" piensan o actúan como Rebolledo. Desde marzo del 2010, cuando estos estudiantes comenzaron a hablar sobre su situación migratoria, el movimiento ha desarrollado dos filosofías encontradas: en favor y contra de promover estos anuncios públicos. Las dos estrategias quedarán sobre la mesa el fin de semana, cuando la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes y la organización Dreamactivist.org comiencen una campaña nacional de un mes para promover las salidas de clóset. Se prevé que la campaña de este año incluya nuevas actividades, como reuniones caseras, vigilias y anuncios públicos por Twitter y Facebook. Las desafiantes salidas de clóset han contribuido a que más estudiantes se unan a los movimientos, a cambiar la percepción de políticos, a humanizar a los dreamers, a realizar movilizaciones para detener deportaciones y sobre todo a apoyar campañas en favor del Dream Act, señalaron activistas. Las organizaciones y estudiantes que promueven la divulgación dicen que lo ven como una declaración de identidad que reivindica su dignidad y les permite contar sus propias historias sin intermediarios. Sostienen que este es el primer paso para dejar de vivir con vergüenza y miedo de ser detenido y eventualmente deportado. Pero quienes se oponen a la promoción de esta práctica no rechazan los anuncios públicos, simplemente sugieren mantener silencio. Estas organizaciones y activistas dicen que es mejor que los "dreamers" se queden callados por seguridad y cautela porque las salidas del clóset son avisos innecesarios para las autoridades. Una de estas organizaciones es la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Angeles que "no desanima a que los estudiantes hablen abiertamente de su estatus migratorio pero trata de asegurarse de que los estudiantes sepan de que hay consecuencias graves al hacer esto". El portavoz de la organización, Jorge Mario Cabrera, dijo que lo prioritario es que "se aseguren de que al hacer algo así no sean despedidos o vayan a perder una beca sino que se rodeen de apoyo de organizaciones, compañeros y familiares que puedan apoyarlos en su decisión". Los detractores de la iniciativa a hacer público el status dicen que si los estudiantes se mantienen callados tienen menos probabilidades de que los detengan y deporten. Para los que están a favor, los anuncios facilitan el activismo de los estudiantes, así como la integración a una red de apoyo entre inmigrantes afines, beneficioso en caso de que los detengan y necesiten una campaña para liberarlos.

Contáctanos