AUSTIN - El gobernador Greg Abbott intentó apaciguar el martes los temores de que la nueva prohibición de Texas contra las "ciudades santuario" contribuirá a la discriminación racial, al afirmar que los hispanos no deben tener miedo de ser detenidos y verse obligados a comprobar su estatus migratorio a menos que sean "sospechosos de haber cometido algún delito grave".
Quienes se oponen a la medida argumentaron que tales salvaguardas no están redactadas en la ley, la cual permitirá a los policías de Texas preguntarle a una persona sobre sus estatus de inmigración durante detenciones de rutina a partir de septiembre.
Las llamadas "ciudades santuario" tienen una actitud de acogida hacia los inmigrantes y de poca cooperación con las autoridades migratorias federales.
La ley firmada este mes por el republicano Abbott otorga a la policía el derecho de hacer preguntas sobre si se está legalmente en el país durante "cualquier detención legítima o arresto". La estipulación ya está creando temor en las comunidades hispanas y de inmigrantes, según demócratas y grupos defensores de los derechos de los inmigrantes, quienes dicen que la ley está redactada en forma tan amplia que una detención por traer las luces traseras descompuestas o por exceso de velocidad podría conducir a la deportación.
"Si usted es hispano, o francamente si es cualquier persona de cualquier otro país, no va a ser detenido ni se le exigirá que muestre sus documentos a menos que sea sospechoso de haber cometido algún delito grave", afirmó el gobernador.
Dijo también que las prohibiciones contra la discriminación en base a la apariencia física por parte de la policía "se aplicarán estrictamente", y mencionó a su esposa, Cecilia Abbott, quien es hispana y nieta de inmigrantes mexicanos.
"Como esposo de la primera dama hispana en el estado de Texas quiero asegurarme que ni ella ni su familia van a ser detenidos por error", subrayó Abbott.
Noticias Destacadas
Cecilia Abbott se reunió el martes en el Senado de Texas con esposas de algunos legisladores. Cuando un reportero le preguntó sobre la ley y si temía ser detenida, un asistente intervino y dijo que la primera dama no haría comentarios.
John Wittman, un vocero del gobernador, dijo más tarde que ?la respuesta es no, a ella no le preocupa ser detenida cuando esté manejando".
Afuera del Capitolio estatal, demócratas y funcionarios locales de las ciudades más grandes de Texas realizaron un mitin en el que reiteraron que van a impugnar la ley en la corte y prometieron lo que llamaron "un verano de resistencia" antes de que entre en vigor.