Trump entra en guerra con miembros de su partido

WASHINGTON - Ya sin los "grilletes", Donald Trump arremetió con más fuerza el martes contra los líderes de su propio partido, al prometer enseñarles una lección a los republicanos que se le oponen y pelear por la presidencia "como yo quiera".

A exactamente cuatro semanas de que se realicen los comicios, y con su campaña a la deriva, el empresario retomó su estrategia combativa y divisoria que lo encaminó al triunfo en las primarias republicanas: Atacar a cualquier crítico: incluidos los propios republicanos. Aquellos cercanos al empresario insinuaron que era "temporada de caza" para cualquier detractor, sin importar su partido.

"Se siente bien que me hayan quitado los grilletes y ahora puedo luchar por Estados Unidos como yo quiera", escribió Trump en un tuit que generó nuevas preocupaciones - y en algunos casos incluso pánico - a un partido que intenta repeler una guerra civil de todos contra todos antes de las elecciones del 8 de noviembre.

En otra serie de tuits, el candidato republicano llamó al presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan "débil e inefectivo", al senador John McCain "con un vocabulario muy grosero" y a los republicanos "desleales", "mucho más complicados que la Deshonesta Hillary".

"Se lanzan contra mí desde todos lados", declaró Trump. "Ellos no saben cómo ganar - ¡Les enseñaré!"

La ira en contra de sus compañeros republicanos expuso una división que ha ido creciendo desde las discrepancias hasta los ataques verbales en un momento en el que ya se registran votaciones anticipadas en casi la mitad de los estados. Las encuestas dejan entrever que Trump se encamina a una derrota de proporciones épicas en caso de que no cambie el rumbo.

Su postura incendiara, días después de que se captara un video en el que se expresa con lenguaje soez y sexualmente explícito, provocó una deserción masiva de respaldo republicano que amenaza con alejar a incluso más seguidores.

"Pelear por pelear realmente no es algo muy útil", dijo el exasesor de Trump, Barry Bennett.

En los últimos días, Trump ha reconocido la posibilidad de una derrota, pero el martes intentó echar la culpa de su mal momento a las deserciones republicanas y a un sistema electoral que podría estar "amañado" en su contra. El lunes, advirtió de un posible fraude electoral en Filadelfia, de gran presencia afroestadounidense, una declaración para la cual no cuenta con evidencia pero que podría poner a prueba la fe de los ciudadanos en un proceso democrático justo.

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