Naturaleza a puro pincel

En estos tiempos modernos muchas funciones y tareas cotidianas han sido reemplazadas por máquinas robóticas y sistemas computarizados. Sin embargo el arte y ciertas técnicas relacionadas con él pudieran ser insustituibles. A mediados de los años 70’s trabajé como dibujante naturalista en el Acuario Nacional de Cuba. Busca más de mis artículos en el blog Mundo Marino

Mi labor consistía en realizar un dibujo científico de peces y otras especies marinas en donde aparecieran visible y claramente las características específicas que distinguen una especie marina de otra del mismo género. Muchos peces de una misma familia son muy parecidos en vida y generalmente presentan diferentes fases de color o variaciones cromáticas que los hacen lucir casi iguales incluso a la vista de un experto. Peces de la familia del pargo, cherna o los conocidos “ roncos” son muy similares entre sus parientes cuando experimentan cambios en sus fases de color motivados por época de reproducción, stress, estación del año, alimentación y hasta tipo y coloración del fondo en donde viven. Pero existen características en cada una de estas especies que son invariables y prácticamente escapan al lente de una cámara fotográfica y es ahí donde una lupa, una aguja para contar escamas y un pincel hacen la diferencia. Cada especie tiene algo así como una huella digital que la distingue de otra de su mismo género independientemente del color ( que puede variar muy fácilmente ), esa huella, sello o característica se basa en la cantidad de escamas que corren a lo largo de la línea lateral donde existen ciertos sensores de detección y sensibilidad, y también en la cantidad de espinas duras y blandas en ciertas aletas. Las aletas más importantes donde éstas espinas se cuentan para determinar la diferencia entre una especie y otra de la misma familia y el mismo género son, la aleta dorsal, las pectorales y la anal. Les doy un ejemplo fácil: encontramos dos peces de la familia de los roncos, muertos en la arena y supongamos que perdieron el color. A simple vista lucen iguales y sin embargo puede que uno de ellos tenga 10 espinas duras y entre 18 y 20 blandas en la aleta dorsal, mientras que el otro tiene 12 duras y entre 22 y 24 blandas en la misma aleta. El primero tiene 50 escamas a lo largo de la línea lateral y el segundo 65. Con esta información un biólogo puede determinar científicamente el género y la especie de estos dos ejemplares, aunque estén secos y descoloridos. Hay también otros elementos a tener en cuenta como, tamaño del ojo y cuántas veces éste cabe en la longitud de la cabeza, y cuántas veces la cabeza cabe en el tamaño del cuerpo, y bueno lógicamente la forma del pez y su coloración. Creo no haberlos aburrido, la idea es demostrarles la importancia de un dibujo para una publicación científica y por qué ciertos detalles importantes en la identificación de una especie marina no pueden ser “ vistos “ por un lente y deben ser destacados en un dibujo para ese fin. Aquí les muestro algunos de los dibujos que realicé en el Acuario Nacional de Cuba entre 1973 y 1977, y que fueron y son utilizados aún en publicaciones científicas.

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