Nueva Orleans, una nueva ciudad latina

NUEVA ORLEANS- La emblemática ciudad sureña estadounidense de Nueva Orleans (Luisiana) avanza en su renacimiento gracias a la labor de los inmigrantes latinos, a poco más de un mes del octavo aniversario del huracán "Katrina", que en doce horas dejó en ruinas la urbe, causó más de 1,700 muertes y desplazó a centenares de miles de damnificados. A orillas del río Misisipi y al sur del lago Pontchartrain, la ciudad conocida como "Crescent City" o "The Big Easy" está endeudada con los hispanos que han contribuido a su diversidad, crecimiento económico y transformación. El Consejo Nacional de la Raza (NCLR), una influyente organización hispana que data de 1968, escogió por primera vez a Nueva Orleans para su encuentro anual de cuatro días, para hacer notar la huella indeleble de los latinos en su reconstrucción. Al dar la bienvenida el sábado a miles de participantes de todo el país, el alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, dijo que esta minoría fue una pieza clave para la ingente labor que dejó "Katrina" tras su paso el 29 de agosto de 2005. "La comunidad latina fue crítica para el resurgimiento de la ciudad después de 'Katrina'. Nuestra mayor fortaleza proviene de nuestra diversidad", aseguró Landrieu. El resurgimiento de la ciudad portuaria obedece a una simple realidad del mercado: en EEUU, cerca de una cuarta parte de los trabajadores de construcción son de origen hispano, y "Katrina" creó una fuerte demanda laboral. De hecho, un estudio de la Universidad Tulane y la Universidad de California en Berkeley determinó que en 2006 cerca de la mitad de la mano de obra para reconstruir Nueva Orleans era latina, y el 54 % en condición de indocumentados. Así, los latinos fueron una especie de equipo de respuesta rápida. "A nivel nacional, los latinos contribuyen al fortalecimiento de nuestra economía y, aunque siempre ha tenido una conexión con latinos y América Latina, esta región vio un aumento porque muchos latinos fueron contratados en el sector de la construcción para reconstruir Nueva Orleans", dijo a Efe Alicia Criado, asesora de asuntos de desarrollo económico de NCLR. "Los latinos no solo están cambiando la demografía regional sino que están aumentando la dependencia de su mano de obra. Un firme liderazgo a favor de medidas que fomenten la integración de los latinos en la región será clave para que Nueva Orleans pueda continuar su recuperación económica", subrayó. Según la alcaldía, el progreso es el "hilo conductor" de Nueva Orleans, que ha destinado unos 14,500 millones de dólares para infraestructuras, fortalecimiento de diques y medidas de protección contra huracanes. Sin embargo, un breve recorrido por el distrito ocho, donde viven residentes de bajos recursos, y el distrito nueve, poblado de mansiones y amplios jardines, muestra el desigual avance de la reconstrucción. Aún así, el turismo ha regresado con fuerza y en 2011 la ciudad recibió ocho millones de visitantes, que inyectaron unos 5,000 millones de dólares en la economía local. El estadio "Superdome", que "Katrina" convirtió en un campamento de refugiados, ha sido rebautizado "Mercedes-Benz Superdome" y se alza moderno y con letreros con luces de neón. Aunque alrededor de un 20 % de los desplazados por "Katrina" no ha regresado -la mayoría afroamericanos-, los latinos han ido llenando esos espacios. Según el Censo de 2012, los latinos son poco más del 5,2 % del total de 369.250 habitantes de la urbe, en comparación con el 3,1 % en 2000, y el aumento es aún más palpable en suburbios como Kenner, -conocido como "La pequeña Honduras"-, donde los hispanos pasaron del 14 % al 22 % de la población entre 2000 y 2010. Con ese incremento -patente en las tiendas y restaurantes a lo largo de Williams Boulevard- ha florecido la demanda de misas en español, clases de inglés, programas para niños y servicios de asesoría en trámites migratorios, entre otros. La pluralidad étnica supone un desafío para una ciudad que ahora afronta una mayor demanda de servicios médicos y sociales y, en algunos casos, fricciones entre afroamericanos e hispanos. Al igual que Landrieu, el exalcalde de Nueva Orleans y presidente de la Liga Nacional Urbana, Marc Morial, apoya una reforma migratoria y ve señales esperanzadoras. "Esta nación va camino de convertirse en la mayor democracia multicultural en el mundo. A ese futuro no hay que temerle, sino que esta nación tiene que abrazarlo", enfatizó Morial, quien hizo un llamado a seguir "construyendo puentes" y a "operar como amigos".

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