“Vigorexia”: obsesión por los músculos

Son incontables las personas que se dedican al culturismo (conocido también como fisiculturismo), conscientes de que hacer ejercicios es muy bueno para la salud. Pero, ¿qué sucede cuando se pasan los límites haciendo ejercicios? Como en todo, cuando se pasa al extremo en la práctica de ejercicios las cosas cambian, y pueden llegar a causar trastornos en la salud, tanto física como mentalmente. Para llegar a ser un culturista se requiere de entrenamiento intenso y de mucha fortaleza y energía. Muchos hombres y mujeres se dedican a esta disciplina, considerada un deporte, desde la más tierna adolescencia. Pero quienes forman parte de esta disciplina pueden tornarse obsesivos. Según especialistas en medicina deportiva, a esto se le conoce como vigorexia, que empeora si la persona utiliza algún tipo de esteroide o anabólico. La vigorexia provoca trastorno de la imagen corporal, baja autoestima y una obsesión en lograr un cuerpo perfecto, que muchas veces perjudica la vida personal de quien la padece. “Los trastornos físicos de la vigorexia en los hombres son atrofia de los testículos, ginecomastia, infertilidad, debilidad de los tendones”, dice el doctor Joseph Fernández, especialista en medicina deportiva. “En las mujeres, especialmente cuando se usan esteroides, hay cambios de voz, pelo que le crece en la cara, cambios en el ciclo menstrual”. El doctor agrega que a nivel de salud mental, cuando no se perciben como ellos quieren, muchos pasan de la euforia a la depresión, y muchas veces piensan en el suicidio. A lo largo y ancho de Estados Unidos se realizan competencias de culturismo.

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